sábado, 3 de septiembre de 2011

Como una niña con zapatos nuevos

Ese característico y fresco olor a campo. Esa típica comida a la brasa. Esos comentarios ácidos de tus tíos, esas risas incontrolables, escandalosas y contagiosas de las madres. Tu primo que te hace de rabiar. Tu prima que te hace una foto in-fraganti....Hoy es un día de esos que dices ¡Joder! Tengo una familia que no me la merezco.
Es uno de esos días en los que disfrutas al máximo de cada segundo con ellos, alargas la sobremesa hasta empalmar con la merienda-cena, respiras tranquilo y feliz, porque sabes que nada va a cambiar mientras ellos sigan aquí, contigo. Admiras el paisaje, saltas simulando que eres Heidi en los verdes y fríos Alpes. Disfrutas de cada carcajada. Miras al cielo rogando que nunca nada ni nadie cambie esta sensación de bienestar, que se asemeja tanto a la felicidad plena. Y por un segundo te sientes completamente completo.




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